A salvo de su extinción

El Centro de Selección y Reproducción Animal (Censyra), ubicado en León, cuenta con un banco de germoplasma con dosis congeladas de mejora genética para evitar la desaparición de razas autóctonas.

El Centro de Selección y Reproducción Animal (Censyra), ubicado en León, cuenta con un banco de germoplasma con dosis congeladas de mejora genética para evitar la desaparición de razas autóctonas, según un reportaje aparecido en el “Norte de Castilla”.

Avileña, Sayaguesa, Alistana-Sanabresa o Serrana en vacuno; Castellana y Ojalada en ovino; Losino, Hispano-Bretón o asno Zamorano-Leonés en equino. Son solo algunas de las razas autóctonas de Castilla y León que se encuentran en peligro de extinción porque no alcanzan un número de cabezas tan importante como aquellas destinadas a ser más rentables. Para evitar su desaparición y apostar por su mejora genética, el Centro de Selección y Reproducción Animal (Censyra), ubicado en Villaquilambre (León) y dependiente de la Consejería de Agricultura y Ganadería de la Junta de Castilla y León, cuenta con un banco de germoplasma con dosis de semen congeladas desde hace 30 años.

Por este motivo no es un centro cualquiera. De él depende el presente y sobre todo el futuro de estas razas autóctonas de algunas de las comarcas de Castilla y León. “Este banco sirve para garantizar la raza si no hay animales vivos. Incluso, permite recuperarla si se hubiera extinguido ya”, sostiene el director del Censyra, Juan Carlos Boixo, quien argumenta que a buen resguardo, cumpliendo todos los protocolos establecidos, se encuentran dosis válidas desde los años 80. Esto significa que el semen pertenece a machos que vivieron en aquellos años pero que servirían perfectamente para inseminar a una hembra actualmente.

El centro nació en 1931. Para evitar que el censo de los animales que corresponden a razas en peligro de extinción desaparezca, se plantean dos tipos de medidas. La primera es la conservación ‘in situ’, en las propias cabañas de los ganaderos, quienes reciben ayudas por comprometerse a mantener el censo.

La segunda opción se refiere a la conservación ‘ex situ’, lo que supone mantener rebaños fuera de su lugar de origen como si fuera un pequeño zoo. Así ocurre con las razas Avileña Bociblanca y Sayaguesa. Ambas están presentes en el Centro de Recría y Testaje de Boñar (creado en 1964), que depende del Censyra, y donde están en permanente observación.

SELECCIÓN GENÉTICA

El capítulo más importante es el banco de germoplasma. En Villaquilambre se encuentra el de Castilla y León, mientras que el nacional está en Colmenar Viejo (Madrid), ya que no todas las comunidades cuentan con esta infraestructura. Boixo desliza que reservas de determinados genes pueden perder características muy valiosas, como la de “rusticidad”, que significa que tiene mayores posibilidades de adaptación a su destino en el caso de que sea lejos del origen de la raza.

El Centro de Selección y Reproducción Animal trabaja en continua colaboración con las asociaciones de este tipo de razas, que solicitan a menudo dosis de este banco. En este sentido, es necesario diferenciar el banco de germoplasma y el semen. Es decir, el primero está compuesto por los espermatozoides, óvulos y embriones y “supone la reserva de dosis que preservan estas razas, y casi nunca se toca”. Por su parte, el banco de semen “se mueve a diario” a demanda de las asociaciones y ganaderos para inseminaciones y mejoras genéticas. En conjunto, es una “herramienta” técnica en apoyo a estas organizaciones de criadores con un coste determinado.

Uno de los ganaderos que se encuentra en colaboración con el Centro es Óscar Puente, ganadero de Tábara (Zamora) con una cabaña de 200 vacas de la raza Alistana-Sanabresa. Cada año llevan una veintena de terneros al Censyra, entre los que se hace una cuidada selección para extraer semen destinado a conseguir los mejores ejemplares.

DUDAS ACENTUADAS

Las dudas sobre el futuro cercano se acentúan todavía más con la Sayaguesa, con la mayoría de ejemplares en la provincia de Zamora, aunque hay una pequeña presencia en Palencia, Valladolid, Salamanca, Ciudad Real y Alicante. Se trata de una raza, con unas 1.500 cabezas de excelente calidad, adscrita al tronco bovino ibérico, de animales que ayudaron a las labores agrícolas desde tiempo inmemorial y sobre los que la atención se desvió cuando llegó al campo la mecanización.

El peligro de extinción de la raza sigue presente, ya que debería haber, al menos, 5.000 ejemplares para empezar a alejar ese fantasma. “En general, somos explotaciones pequeñas. La calidad es excelente pero el rendimiento es menor. Si hay 200 terneros, las terneras van para vida y te quedas con 100 y para surtir un mercado así no tenemos para todo el año”, explica Antonio Domínguez, presidente de la Asociación de Criadores de la raza. “Cualquier raza autóctona pone carne con más dificultad. Una sayaguesa, a lo mejor da 200 kilos de filetes y una de otra raza, da 50 kilos más. Si las vas a vender al mismo precio, la gente suele preferir la que dé más. Es así”, añade.

CONSERVACIÓN DE LAS DOSIS

El Censyra de León, en el que trabaja un equipo de 25 personas, de los que ocho son veterinarios, cuenta con 3.000 dosis de 25 machos (120 de cada uno). Esta es la cantidad que el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente (MAGRAMA) considera suficiente para recuperar una raza si se extinguiera.

En vacuno, la Frisona es la que más se reproduce por inseminación. Para otras autóctonas se utiliza más el método natural de reproducción. Por su parte, en ovino solo se insemina con fines para la mejora genética y casi toda la reproducción es a través de monta. Para poder elegir a los machos, cada asociación tiene su programa de mejora y un catálogo de fotos para ver los ejemplares cuyo semen se encuentra congelado.

No en vano, en la actualidad y según datos de la Junta, razas como la Avileña Negra Ibérica Bociblanca cuenta con 625 animales en la Comunidad; la Sayaguesa, 1.569; la Alistana-Sanabresa, 3.339, o la Serrana Nega, 498. Son cifras que, según el Ministerio, no auguran peligro para su pervivencia, pero obligan a estar alerta, como las 11.482 de la oveja Ojalada y las 15.975 de la Castellana Negra, dos razas que solo se encuentran en Castilla y León. Más preocupantes son los casos del asno Zamorano-Leonés, con 1.166 cabezas en 645 explotaciones (a menos de uno en cada cabaña) y, principalmente, el Losino, con 200 animales que, en España, únicamente se encuentran en la Comunidad.

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