La Universidad Autónoma recibe a unas 400 ovejas en su trashumancia hacia el norte

Los animales se han visto obligados a adelantar su camino estival debido al calor y la sequía

España atraviesa un período de sequía que ha puesto en jaque a muchos de los ecosistemas de nuestro país, provocando incendios forestales de gran magnitud en épocas del año imprevistas, y amenazando la producción de alimentos y la supervivencia de medios de vida vinculados a los recursos naturales.

Esta es solo una nueva llamada de atención hacia el desacoplamiento de las actividades humanas y los ciclos naturales de los que dependen nuestros medios de vida. En este sentido, desde la Oficina de Sostenibilidad de la Universidad Autónoma de Madrid se proponen diversas actuaciones para la adaptación al cambio climático y la mitigación de sus impactos del Campus de Cantoblanco y su comunidad.

Una de estas actuaciones es el pastoreo, una práctica tradicional que, pese a la riqueza de servicios de los ecosistemas que aporta al territorio, atraviesa en la actualidad una situación especialmente difícil por causa de la sequía, que se suma a las barreras administrativas y económicas a las que ya se venía enfrentando.

De la mano de la Cooperativa “Los Apisquillos”, esta semana han llegado más de 400 ovejas desde la Casa de Campo de Madrid al Campus de Cantoblanco, en su camino hacia zonas donde haya más pasto para alimentarse, como ya hicieron en noviembre cuando se dirigían al parque de la capital madrileña. Su estancia en Casa de Campo estaba prevista hasta finales del mes de mayo, pero la ausencia de pasto por la falta de lluvias y el aumento de las temperaturas les obliga a poner rumbo a zonas más favorables antes de lo previsto, obligándoles a replantear el manejo del año y la vida de las ovejas.

El rebaño de “Los Apisquillos”, que pasa los inviernos en la Casa de Campo desde 2019, ve como regresar a su residencia habitual en Puebla de la Sierra resulta más complicado debido a la escasez de alimento. Este año ni siquiera ven viable detenerse en su pueblo se plantean destinos más alejados al norte de la península. Esto les obliga a transportarse en camión en lugar de a pie, con el consecuente impacto ambiental y económico que esto conlleva, y que va en contra de las prácticas tradicionales de pastoreo que reivindican con su labor.