La UNESCO declara la trashumancia Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad

España lideraba la candidatura internacional de la trashumancia, de la que ahora forman parte 10 países europeos

La trashumancia ya es Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Así lo ha decidido el comité de la UNESCO reunido recientemente en Kasene (Botsuana).

La candidatura internacional de la trashumancia, liderada por España, reconoce esta modalidad de pastoreo también en Albania, Andorra, Croacia, Francia, Luxemburgo y Rumanía y se suma así, al reconocimiento que ya disfrutaba en Austria, Grecia e Italia.

En concreto, España cuenta con 125.000 kilómetros de vías pecuarias que cubren todo el territorio peninsular y de las islas, que ponen de manifiesto que la trashumancia es una práctica extendida por todas las comunidades autónomas. Hoy en día, el desplazamiento estacional de rebaños sigue siendo un patrimonio vivo que ha originado un rico patrimonio cultural y etnográfico, reflejado en fiestas y tradiciones, en la toponimia, la gastronomía y la arquitectura relacionada con esta actividad.

También las manifestaciones de la tradición oral, la artesanía y las técnicas de pastoreo tradicional, así como la ordenación de los pastos en el marco del derecho consuetudinario, son elementos que la cultura trashumante ayudó a transmitir a su paso por los diferentes y distantes territorios peninsulares.

La trashumancia es una práctica extendida en las especies bovina, ovina, caprina y equina, y en el caso de la ganadería de selección hay distintas razas que la realizan, como las ovinas Ansotana y Rasa Aragonesa y la caprina Blanca Celtibérica, entre otras, aunque quizás, los ejemplos más conocidos son los de las razas Avileña-Negra Ibérica y Merina, por ser más mediáticos.

«La declaración de la trashumancia Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad es un paso muy avanzado para que los ganaderos trashumantes comiencen a beneficiarse de esta práctica», comenta Guadalupe Arbués, directora del Libro Genealógico de la  Asociación de Criadores de Ganado Merino, que insiste en destacar que no sólo se traslada el ganado, ya que las familias viven junto a los animales, por lo que son familias trashumantes.

«La raza Merina siempre ha estado muy asociada a la trashumancia. Dentro de la Asociación tenemos ganaderías que hacen la trashumancia desde León a Extremadura y otras que hacen pequeñas trasterminancias dentro de las Comunidades Autónomas de Extremadura, Andalucía, etc. También tenemos una larga trashumancia, que es la que se realiza de Teruel a Jaén con Merina variedad Montes Universales», continúa.

Para Pedro Herráiz, secretario ejecutivo de la Real Asociación Española de Raza Avileña-Negra Ibérica (RAEANI), la trashumancia es agotadora pero «muy gratificante». «Esta práctica tiene grandes beneficios para el bienestar del ganado de raza Avileña. Además, permite el acceso a más cantidad de pasto y de mejor calidad», afirma.

Por su parte, Arbués considera que esta práctica tiene varios beneficios medioambientales. «Le estamos dando al ganado doble primavera y doble otoño y estamos dejando descansar las dehesas para la preparación de estas estaciones».

Durante este 2023, el 99.9% de animales de la raza Merina variedad Montes Universales ha realizado la trashumancia y dentro de las Comunidades Autónomas de Extremadura, Andalucía, Castilla-La Mancha y Castilla y León se ha movido ganado en pequeñas trasterminancias buscando zonas de rastrojo, de pasto, etc.

En el caso de la raza Merina, en trashumancia de largo recorrido se habrán movido unas 3.000 ovejas.

Datos similares encontramos en el caso de la raza Avileña-Negra Ibérica, ya que durante 2023, unas 3.000 reses han realizado la trashumancia a pie, mientras que unas 18.000 se han desplazado de unos pastos a otros en camiones.