El sistema semiextensivo acelera la producción en niveles variables respecto al sistema tradicional, utilizando para ello alimentación con concentrados y un mayor grado de confinamiento de los animales, aunque siempre cuenta con una base territorial y bastante superficie de dehesa que permite, en muchos casos, hacer cerdos de recebo de calidades muy apreciables.
El sistema intensivo es el modelo que cada vez más utiliza instalaciones y procesos similares a los que se aplican al cerdo blanco, si bien en algunas regiones tradicionales como Extremadura, Andalucía o Castilla y León, todavía se establece este tipo de explotaciones con base territorial, de modo que, en alguna de sus fases de producción, los lechones, marranos, primales o reproductores hacen ejercicio en parques o incluso en territorios de mayor extensión, aunque se alimentan a base de concentrados.