Esta oveja cuenta con una precocidad sexual elevada, la cual suele presentar el primer parto entre los 12 y 14 meses de edad. La prolificidad es alta, aunque variable según el nivel de nutrición, con tasas que rondan los 150 corderos nacidos de cada 100 partos.
Su régimen de explotación es peculiar y variable, según las diferentes islas y zonas. Los rebaños en muchas ocasiones están formados por ovejas y cabras, fenómeno que se produce con mayor intensidad en la Isla de Gran Canaria y en las zonas costeras. La alimentación se apoya fundamentalmente en los escasos recursos obtenidos en pastoreo, con frecuencia, de muy baja calidad. En general, frecuentemente, viven en continuo pastoreo durante todo el año, a campo abierto, a veces, sin pastor que las controle.