En la actualidad, en un importante número de explotaciones, se practica el ordeño, con producciones superiores a las tradicionales. En pruebas experimentales realizadas en rebaños controlados durante el periodo de lactación de 110 días, después de retiradas las crías, se ha obtenido una media de 125 litros de leche con un contenido graso que supera el 5,0%. La leche de cabra Retinta va destinada, en su casi totalidad, a la producción de queso.
Tradicionalmente se ha explotado como ganadería extensiva en régimen de trasterminancia, pasando la mayor parte del año en tierras bajas de la dehesa extremeña y riberas del centro de la región, desplazándose durante el verano a los pastos frescos de las serranías próximas. La mayor parte del censo se encuentra en rebaños de más de 150 cabras.