El nombre de la raza responde al color blanco uniforme de su capa y al área que tradicionalmente ha ocupado, correspondiente a la antigua Celtiberia – territorio ocupado por las tribus celtibéricas -, que comprende la parte oriental de la Meseta española y cuenca media del Ebro. La hipótesis más generalizada acerca de su origen es aquella que relaciona esta población caprina con la Capra Prisca, la cual, aparte de en la Blanca Celtibérica, no ha tenido mucha influencia en otras razas caprinas españolas, por lo que la raza ha llegado hasta nuestro días conservando con un alto grado de pureza muchas de las características de este importante tronco.
El Catálogo Oficial de Razas de Ganado incluye a la raza caprina Blanca Celtibérica en el listado de razas autóctonas amenazadas.