Las gallinas seguramente trashumaron con los pastores por toda la Península durante siglos, pero las condiciones socioeconómicas y la menor industrialización en el oeste de España, favoreció que las gallinas Azules se mantuvieran hasta el S. XX en zonas adyacentes a la Vía de la Plata y a las Cañadas Leonesa Oriental y Occidental que unen la montaña leonesa con las dehesas extremeñas y andaluzas, como comprobó Orozco (1989).
Cuando cesó la práctica de la trashumancia, la población extremeña de gallinas Azules se asentó en pueblos y cortijos hasta que a partir de los años 50 del pasado siglo la irrupción de la avicultura industrial propició que las razas comerciales la desplazaran casi totalmente, prueba de ello es que en 1991, cuando la Junta de Extremadura inició el programa de recuperación, se hallaron animales en solo cinco municipios extremeños.
El Catálogo Oficial de Razas de Ganado incluye a la raza en el listado de razas autóctonas amenazadas.