Hasta siempre, Amadeu

Miembros de la Asociación de la Avicultura Alternativa escriben unas palabras de despedida a Amadeu Francesch Vidal.

Por Ricardo Cepero Briz, Jesús Ciria Ciria e Isidro Sierra Alfranca, Asociación de la Avicultura Alternativa.

Amadeu Francesch Vidal nos ha dejado prematuramente, con poco más de 60 años, tras una penosa enfermedad que él, siempre tan considerado, ocultó a la mayoría de sus amigos y conocidos. Las gallinas de razas españolas, tan poco atendidas por las administraciones y el sector productivo, quedan hoy un poco más huérfanas. Desde la Asociación de la Avicultura Alternativa, que él ayudó a crear, y de cuya Junta Directiva formó parte hasta la fecha, queremos dedicarle unas líneas de recuerdo y homenaje.

Amadeu fue, junto a su maestro ya desaparecido Fernando Orozco, y el recientemente retirado José Luis Campo, un miembro destacado del reducido grupo de genetistas españoles que dedicaron su saber y esfuerzos a la conservación y mejora de nuestras razas de gallinas autóctonas, antaño muy estimadas y después (y todavía) amenazadas de extinción. Todos ellos creían en la necesidad de conservar estos recursos biológicos, no sólo por su papel en la historia y la cultura de nuestro país, sino por su utilidad potencial ante los riesgos que puede conllevar la pérdida de diversidad genética originada por el absoluto predominio de los híbridos comerciales en la moderna avicultura.

Tras licenciarse en Biología en la Universidad de Barcelona, comenzó su trabajo investigador a mediados de los años 80 en el Centro Mas Bové del IRTA, como responsable principal del programa de recuperación y mejora de las razas de gallinas catalanas. Amadeu estaba convencido de que la mejor forma de lograr ambos objetivos es potenciar su productividad a fin de obtener, a un coste asequible, productos tradicionales y de calidad diferenciada, que puedan integrarse en nichos de mercado para consumidores exigentes. Una visión quizás utópica en la España de entonces, pero una realidad significativa y ahora en aumento en otros países.

Por esta razón fue miembro muy activo desde su fundación de la Sociedad Española de Recursos Genéticos Animales; para la que fue de gran ayuda batallando incansablemente con las instituciones oficiales durante años difíciles en los que casi nadie ofrecía comprensión, ni por supuesto apoyo, a esta filosofía y objetivos, extrañándose de que un grupo de investigadores y profesores acudieran a ellos con propuestas peyorativamente calificadas como “ecologistas”.

Para desarrollar su trabajo Amadeu tuvo que trascender su especialidad original y adquirir muy variados conocimientos y técnicas, desde la inseminación artificial al análisis sensorial de los alimentos, sin olvidar los aspectos económicos ni los legales. En 1991 presentó su tesis doctoral, de calidad excepcional, que resumía los resultados de su trabajo de caracterización genética y productiva, de carne y huevos, de las razas Penedesenca y la Empordanesa, base para las acciones de mejora que emprendió posteriormente; además de ser en sí misma un completo tratado sobre la genética del color del plumaje en las gallinas.

En esta misma línea desarrolló su trabajo posterior. Contribuyó decisivamente a la mejora de la Catalana del Prat y la Vilafranquina, y colaboró generosamente con sus asociaciones de criadores y en iniciativas similares surgidas en Aragón, Castilla-León, Euskadi o Baleares; pues para todos los interesados en este campo era una referencia imprescindible. Dirigió varias tesis doctorales y publicó numerosos y variados artículos científicos. Pero nunca descuidó divulgar sus conocimientos en otros ámbitos, en particular en la revista Arte Avícola, que ayudó a crear, seguida durante 20 años por muchos entusiastas aficionados a las aves de razas puras, o actuando como juez en los concursos de morfología que se celebran en España. Y, en especial, en su conocidísimo libro Gallinas de Raza (actualmente agotado), del que estaba preparando una tercera edición ampliada para esta primavera.

Su obra ha sido importante y su mérito es mayor por haberse dedicado, con recursos siempre limitados y sin perder nunca la ilusión, a trabajar en un campo hoy más bien postergado por la comunidad científica de la genética, cuando sus capacidades probablemente le habrían permitido prosperar mucho más de haberse dedicado a otros temas más “modernos“, y con mayores posibilidades de lucimiento.

No queremos terminar sin destacar lo principal: Amadeu era una excelente persona, que se hacía querer, buen amigo de sus amigos, y siempre dispuesto a ayudar a los desconocidos que compartían su ideal. Reservado, pero siempre cordial; serio, pero sin olvidar la sonrisa y una fina ironía; sabio, pero por eso mismo humilde. Vamos a echarle mucho de menos.  

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