El pienso con colza reduce los gases de efecto invernadero del ganado

La introducción de colza en la dieta de los rumiantes también mejora la eficiencia de uso de la materia orgánica digestible.

El cultivo de la colza no deja de ganar adeptos gracias a las ventajas que se descubren de ella. La última, la realizada por el Instituto Vasco de Investigación y Desarrollo Agrario, Neiker-Tecnalia, que ha demostrado que los piensos basados en colza reducen hasta un 13% las emisiones de gases de efecto invernadero, según publica El Economista.

En concreto, la introducción de esta planta oleaginosa en la alimentación animal reduce entre un 6 y un 13% las emisiones de metano y entre un 6,8 y un 13,6% las de dióxido de carbono. Un problema a tener en cuenta, ya que el metano es el segundo gas con efecto invernadero más importante. Una vez en la atmósfera, permanece en ella entre 9 y 15 años.

La introducción de este preparado de oleaginosas o torta de colza en la dieta de los rumiantes también mejora la eficiencia de uso de la materia orgánica digestible entre un 4,4 y 10,1% y reduce la fermentación de la dieta entre un 6,2 y 11,8%, sin mermar por ello su digestibilidad. La torta de colza, también llamada torta grasa, es el subproducto que se obtiene tras prensar la planta para extraer su aceite.

El proyecto Life-Seed Capital, que así es como se denomina, persigue presentar fórmulas de ahorro energético y reducción de emisiones de gases con efecto invernadero, utilizando el 100% de la semilla de colza. «Disponiendo del aceite de colza mezclado con diésel como combustible en maquinaria agrícola y la torta de colza en la formulación de concentrados para rumiantes disminuyendo las emisiones de metano y mejorando la leche», explica Gerardo Besga, director tecnológico de Neiker-Tecnalia.

Las ventajas de este proyecto las conocen bien Félix y Martín Ajuria, hermanos y propietarios de una explotación de 450 ovejas lachas en Aramaio (Álava). Estos ganaderos que fabrican su propio pienso, prescindieron hace 15 años del cultivo de la soja por insolidario, como fuente de proteína, para cambiarlo por el guisante y ahora, a través de Neiker-Tecnalia, han empezado con la colza.

Desde hace tres campañas, las ovejas reciben una alimentación a base de cebada, maíz y torta de colza. «Estamos muy contentos porque la colza es una buena fuente de proteína y además de asimilarla bien las ovejas, la calidad de la leche mejora», explica Félix Ajuria. Estos ganaderos de ovino han conseguido un mayor rendimiento quesero, con mayor porcentaje de grasa y proteína, que como resultado les permite elaborar mejores quesos. Además, la introducción de la torta de colza no ha supuesto «ninguna alteración del sabor de los quesos, uno de nuestros miedos cuando nos decidimos a introducir este preparado en la alimentación». Para ello, los hermanos Ajuria realizaron una prueba a ciegas con el Comité de Catas de la DO Idiazábal, que certificó que el sabor de la torta de colza no se trasladaba a los quesos que ellos comercializan a través de esta denominación.

La introducción de la colza tampoco ha supuesto una merma de la producción, al contrario, «aunque no era nuestro objetivo, estamos incrementándola, aunque este aumento no es solo atribuible a la alimentación, sino también a otros factores como la mejora genética» comenta Ajuria.

Por cada 1.000 kilos de colza, estos ganaderos obtienen 650 kilos de torta de colza para alimentar a sus ovejas y 350 litros de aceite de colza. La torta va para alimentación y el aceite de colza lo mezclamos con el gasoil para conseguir carburante, tanto para los vehículos de la explotación, como para una caldera con la que realizamos el proceso de elaboración del queso. «En nuestro caso producimos más diésel del que consumimos». La explotación tiene unas necesidades de 10 toneladas anuales de colza, de las cuales «sacamos 65.000 kilos de torta de colza y 35.000 litros de aceite», señala este ganadero de Aramaio.

El proyecto de Neiker-Tecnalia realizado, en colaboración con el centro multidisciplinar de tecnología para la industria Cemitec, ha sido seleccionado por el programa Life+ de la Comisión Europea entre más de 1.150 iniciativas recibidas. Los beneficios que aporta son tres principalmente. El primordial, el medioambiental, por favorecer la reducción de las emisiones de gases con efecto invernadero asociadas a las actividades agroganaderas. De hecho, un informe de la FAO indica que el sector ganadero genera más gases invernadero que el sector del transporte. De ahí, la importancia de proyectos como este, que pretenden mitigar sus efectos, pero sin condenar otros aspectos como la rentabilidad de los ganaderos y la sostenibilidad. 

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