Las Castellanas Negras en El Vaticano para el desayuno del Papa

José Antonio Mendizabal Aizpuru, académico de la Real Academia de Ciencias Veterinarias de España, ha tenido la gentileza de escribir estas líneas atendiendo a la solicitud de GANECA, además de haber incluido varias referencias a este asunto en su discurso de investidura como académico

Posiblemente en 1896[1], cuando Alfonso XIII cumplió 10 años, la reina regente María Cristina quiso realizar un obsequio al papa León XIII ya que el rey Alfonso XIII era ahijado suyo (en el bautizo, que tuvo lugar el 22 de mayo de 1886, fue el nuncio cardenal Rampolla quien representó al Papa). Enterada la reina que uno de los mayores caprichos del Papa León XIII era comer huevos pasados por agua, determinó que un lote de gallinas sería un adecuado presente con el que obsequiarle. Por ello, conocedora de la experiencia avícola del Conde de las Navas, —relacionado con la casa real desde su nombramiento como Mayordomo de semana de Palacio en 1880 y como bibliotecario mayor de la Real Biblioteca desde 1893—, le comisionó para que conformara un lote de gallinas digno, como para que el Papa quedara complacido del mismo. El Conde lo cuenta en una de sus crónicas que, a modo de memorias, publicó en el diario La Época y en La Correspondencia de Valencia con el título “El Papa blanco y las gallinas negras”. Así justifica el Conde el regalo de la Reina: “Bien informada la Reina Doña María Cristina de los gustos de su excelso compadre, discurrió obsequiarle con dos docenas de gallinas y cuatro gallos españoles y “El Gallo de Plata” recibió el honrosísimo encargo de proporcionarlo”. El Conde se puso manos a la obra y decidió que “de cuantas cacarean esparcidas por las cinco partes del mundo, tomando como tipo el gallo, ninguna aventaja, como líneas, gallardía, majestad y belleza en conjunto, a la raza que en toda Andalucía llaman “Castellana” y “Andaluza” en el resto de España, en sus dos variedades más características, negra y azul pizarra”. Conocedor del excelente nivel de las gallinas de su paisano de Málaga, Federico L. Vilches, que expresaba en los siguientes términos: “Nos habíamos recreado allí contemplando, en extensos bancales de violetas en flor, bullir entre verdores, cientos de polluelos acabados de romper el cascarón, piando felices, como bolitas de azabache con pico y patas. Eran los primeros productos de unas parejas adquiridas por Vilches en Inglaterra a peso de oro”. A estos ejemplares de Vilches unió otros propios de cuya procedencia también nos habla en el artículo: “Salidos de nuestras incubadoras en Algete podíamos disponer de algunos ejemplares que no hacían mal papel junto a las malagueñas. Procedían nuestras aves de espléndido regalo que hiciera al “Gallo de Plata” mi pariente el excelentísimo señor don Alonso Coello y Contreras, conde de Pozo Ancho del Rey, del gallinero que poseía en Arjonilla (Jaén)”. El caso es que el lote final fue conformado con ambos grupos de animales. Así lo expresa el Conde: “Por fin, después de escrupulosas selecciones, reunidas las 28 aves, fueron transportadas, como en triunfo, desde el Soto de Algete al reservado de la Casa de Campo. A su Majestad la Reina Doña María Cristina satisfizo el lote de las aves por completo y elogió mucho el magnífico aspecto de gallos y gallinas”. Posteriormente, fueron conducidas a Roma por el encargado de la granja “El Gallo de Plata”, don Pedro Pereira y Albizu. Y finaliza el Conde su artículo con la sensación que el presente produjo en el Papa: “A Su Santidad el Papa León XIII, recreó mucho el obsequio de la Reina y mandó instalar las gallinas en los jardines del Vaticano en espléndido corral en el que no echaba de menos pormenor el más exigente avicultor. Las morenas bebían en fuentecitas de mármol de Carrara con agua corriente”.

               Asimismo, se refirió a estas gallinas Salvador Castelló en un artículo que dedicó en 1897 en la revista La Avicultura Práctica a la granja “El Gallo de Plata”, señalando que “según afirman varias personas que han tenido la honra y dicha de recorrer en compañía de Su Santidad los jardines del Vaticano son tenidas en grandísima estima por nuestro venerable y sabio Pontífice”.

               En definitiva, que nuestras gallinas Castellana Negra fueron Proveedoras de su Santidad, en cuanto a huevos frescos se refiere, desde hace ya más de 125 años.


[1] Para inclinarnos por esta fecha nos basamos en una carta del Conde de las Navas a Salvador Castelló, fechada en febrero de 1900, en la que señala: “En sitio preferente de los jardines del Vaticano, en un parque rodeado de mirtos, mágico corral, en el que los bebederos son fuentecillas de mármoles preciosos; … ponen los huevos con que suele desayunarse el Papa, más de dos docenas de magníficas gallinas, castellanas; hijas y nietas de las que regaló á Su Santidad S. M. la Reina Regente”. Esa mención a hijas y nietas nos hace retrotraer el envío del obsequio a, aproximadamente, 4 años antes.


Desde estas líneas y desde Ganeca, quieren agradecer a José Antonio la gentiliza que ha tenido al escribir estas líneas atendiendo a nuestra solicitud y el haber incluido varias referencias a este asunto en su discurso de investidura como académico.