La Asociación Nacional de Charolés celebra su Asamblea General

Tuvo lugar el pasado 11 de junio en el Centro de Castro Enríquez y contó con la presencia del diputado de agricultura Julián Barrera Prieto

La Asociación Nacional de Charolés celebró su Asamblea General el pasado 11 de junio en el Centro de Castro Enríquez (Salamanca) con gran cantidad de asociados, evento en el que se llevó a cabo la aprobación de temas de gran importancia para el devenir de esta Asociación ganadera en los próximos años.

Cabe destacar, un año más, la presencia del diputado de agricultura Julián Barrera Prieto, el cual puso de manifiesto la importancia de la raza Charolesa en Castilla y León, no solo en su crianza en pureza sino en su uso para cruzamiento industrial con razas autóctonas.

SOBRE LA RAZA

Esta raza bovina es conocida en el mundo entero bajo el nombre de su lugar de origen, la región de Charollais en el Departamento de Saöns-Loire en Bourgogne, Francia.

Los criadores distinguen dos variedades raciales, a pesar de que la legislación todavía no las recoge como tales: el tipo explotación o crianza (cuya importancia radica en el proceso selectivo) y el tipo cruzamiento (utilizado como potenciador de la producción de carne en otras razas, donde es muy valorado por su precocidad).

El Catálogo Oficial de Razas de Ganado incluye a la raza bovina Charolesa en el Grupo de Razas Integradas en España. Oficialmente clasificada como raza integrada en España, debido a su plena integración en nuestra cabaña bovina.

La raza Charolesa agrupa animales ortoides, hipermétricos, y longilíneos. De gran formato corporal (hembras 700-900 Kg. y machos de 1.000 Kg.), su conformación es compacta y simétrica, presentando las líneas superior e inferior del cuerpo rectas y paralelas.

Los cuernos son de sección circular, alargados y de color blanco. Su capa es característica, blanco uniforme con posibles variantes hacia el crema, e incluso hasta el trigueño, con mucosas rosadas.

La raza Charolesa se caracteriza por su robustez, aprovechamiento forrajero, elevado índice de transformación y por ser una raza paternal ideal en el aspecto genético.

Considerado como ganado selecto, su manejo se basa en la monta natural (inseminación artificial sólo en sementales sobresalientes), régimen colectivo de manada, vigilancia a distancia y comederos selectivos para terneros. El sistema de explotación es mixto, pastoreo de naturaleza variada, dependiendo del hábitat en el que se encuentren, y raciones complementarias en épocas restrictivas.

Su dotación morfo-fisio-constitucional la sitúa como arquetipo ideal de los bovinos de aptitud cárnica, permitiéndole obtener unos rendimientos cárnicos muy elevados, tanto en cantidad como en calidad. Es la raza con mejor comportamiento en cebadero, logrando excelentes índices de conversión y ganancias medias diarias.