Arcas de Noé para asegurar la supervivencia de razas animales ante un cataclismo

Los bancos de germoplasma guardan muestras seminales de diferentes razas animales para usarlos en caso de que sea necesario 

Se llaman bancos de germoplasma pero podrían renombrase como arcas de Noé por tener un cometido análogo al de la conocida barca bíblica ya que esos bancos almacenan material genético de numerosas razas animales para “devolverlas a la vida” en caso de que algún cataclismo acabase con ellas.

EFEAgro ha consultado la labor que realizan diferentes bancos de germoplasma y centros de selección y mejora genética, cuyos especialistas se afanan a diario en investigar este campo y custodiar este patrimonio natural.

En Colmenar Viejo (Madrid) se encuentra el Banco Nacional de Germoplasma (BNG) cuyo objetivo es custodiar de forma permanente colecciones de material reproductivo de todas las razas autóctonas, que permita actuar en caso de extinción de alguna de ellas o en caso de pérdida de variabilidad genética de las mismas, según recoge el documento facilitado por dicho banco.

Recogida de muestras
Desde 2013, se han firmado 39 convenios con todas las asociaciones de razas autóctonas de ámbito nacional y dos de ámbito autonómico que han permitido depositar 50.190 dosis seminales de 563 donantes pertenecientes a 39 razas o variedades de ganado, así como 199 embriones de especie bovina.

No obstante, aunque los datos inviten a pensar lo contrario, queda mucho por hacer puesto que el patrimonio ganadero autóctono nacional lo componen 164 razas o variedades, de las cuales 135 se encuentran en peligro de extinción.

Uno de los centros que proveen de material reproductivo al BNG es la Universidad de Córdoba (UCO), que alberga la principal colección de material seminal del Banco Andaluz de Germoplasma Animal, según ha detallado a Efeagro el profesor titular de Genética, Juan Vicente Delgado.

El banco andaluz guarda semen crioconservado -en nitrógeno líquido- de distintas especies de equino (retuertas o marismeño), vacuno (negra andaluza, marismeña), ovino (lojeña, segureña y merino), asnal, caprino (granadina, blanca andaluza, serrana) y porcino (distintas variedades de ibérico) y ha enviado duplicados al BNG de Colmenar para reasegurar su conservación.

Ante un cataclismo
Delgado asegura que “el cataclismo (por ejemplo, un peligro real de extinción) sería un extremo” que justifica la inseminación de hembras con este material pero también se hace uso de él en otras situaciones más comunes, como “refrescar la sangre” que, según Delgado, es para incrementar la consanguinidad de las especies.

Hay otras utilidades a cual más importante y sorprendente, pues este grupo de Genética desarrolla también servicios de genética cuantitativa (evaluación genética de los animales en términos de biodiversidad) y genética molecular (control genealógico y búsqueda de genes específicos relacionados con diversas aptitudes de los animales), entre otras competencias.

En Cataluña, el Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias (IRTA) cuenta con un programa de Genética y mejora Animal, al frente del cual se encuentra Raquel Quintanilla, quien señala que la llegada de las nuevas tecnologías han supuesto una “revolución” en el modo de trabajar.

Según Quintanilla, los trabajos en selección genética ya no se encaminan tanto hacia la obtención de especies con mejores aptitudes productivas y cárnicas, sino que se dirigen más a la selección de caracteres genéticos relacionados con una mayor sostenibilidad del sistema productivo.

Estudios genéticos
Detalla que el IRTA hace “barridos genéticos” en las especies estudiadas para descubrir qué zonas del genoma o genes concretos están relacionados con factores de eficiencia y sostenibilidad productiva.

En esa línea, están desarrollando trabajos en genética para conseguir especies cuyo sistema inmune tenga una resistencia innata más potente que los actuales ya que el entorno lo está pidiendo ante la proliferación de las resistencias a los antibióticos.

Son sólo tres ejemplos de cómo la ciencia trabaja en el campo de la selección, la conservación y la mejora genética para no perder el patrimonio natural de decenas de razas ancestrales y mejorarlas para que se adapten mejor a su entorno.

Fuente: Juan Javier Ríos/EFEAGRO

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